La verdadera guaria morada
Daniel Rodríguez García
Educador ambiental, Jardín Botánico Lankester
Desde 1939, la guaria morada (Guarianthe skinneri) es símbolo nacional de Costa Rica, no solo por su belleza, que sin duda representa al país, sino también porque ha acompañado a la persona costarricense por mucho tiempo. Numerosos relatos cuentan que se utilizó como elemento decorativo y destacado en los sombreros y vestidos de las muchachas. También fue empleado para adornar los altares de las iglesias católicas en las épocas de la Semana Santa o para acompañar el descanso final de los difuntos en el camposanto. Incluso, colocadas en las tapias y techos de teja, como bien nos lo relata el primer verso de la canción nacional “La guaria morada” del compositor Roberto Gutierrez y del letrista Carlos López. Se cree que los pueblos precolombinos no fueron indiferentes a su flor. Sin duda, la guaria morada nos identifica, ya que fue y es utilizada en muchas culturas y en muchos contextos.
Como muchas orquídeas, esta planta ha sido víctima de la extracción, traslado fuera de su residencia natural, y transformación debido a su cultivo. A lo largo de los años, muchos nacionales y extranjeros han sacado especímenes de los bosques para venderlos o, bien, para que formen parte de sus colecciones. Además, muchos coleccionistas y cultivadores buscan flores más grandes y numerosas o de mejores colores, por lo cual también ha sufrido por este mecanismo. Por eso, hoy en día es difícil encontrar una guaria morada en su ambiente natural. Gracias a esto, ahora podemos ver esta orquídea en muchos sitios del país, edonde las condiciones les permiten adaptarse y establecerse.
Según la primera descripción que puede encontrarse en el libro The orchidaceae of Mexico and Guatemala (Orquídeas de México y Guatemala) (1837-1843) de James Bateman, casi poéticamente nos dice que el color de la flor de la guaria morada es un rosa brillante e intenso, que son producidas en el mes de marzo y que cuando se expanden por primera vez, son de tonos pálidos y de la mitad del tamaño que van a adquirir. Estas son las características de las primeras Guarianthe skinneri observadas en su ambiente natural. Hoy en día, debido a las prácticas de selección y técnicas de cultivo, se pueden ver otras variedades de colores.
A pesar de dicha variedad, hay características propias de la especie que no varían y es necesario saber identificarlas. Se hace la advertencia, porque no es extraño visitar sitios públicos y ver adornos que intentan representar a la guaria morada, pero con formas extrañas a la morfología de nuestra flor patria. Incluso, se utilizan como modelos, especies que ni siquiera son de este continente, como las del género Phalaenopsis sp. También es común confundirlas con algunas plantas del género Cattleya sp, debido al parecido de la flor. Viendo la flor de una guaria morada de frente, las tres estructuras alargadas son los pétalos, que son más anchos que los sépalos (hojas modificadas, también de color morado en la parte trasera de la flor). Uno de los pétalos está modificado en forma de trompeta con paredes internas blancuzcas, que focalizan al insecto y al ojo del humano hacia un fondo oscuro, casi negro, en la mayoría de las ocasiones. Además, del pseudobulbo (órgano de almacenamiento), sobresalen dos hojas carnosas, no una como en la mayoría del género de las Catleyas.
Nuestra flor de la Semana Santa, la que engalana las festividades y vestía a las muchachas costarricenses, la que era admirada por los aborígenes de Centroamérica, debe ser debidamente nombrada y su imagen respetada. La guaria de la que estamos orgullosos, la flor amada por todos, la apetecida por muchos, la hicieron migrante de las tierras bajas hacia las tapias entejadas de nuestras ciudades en formación, necesita de nuestro reconocimiento, pero −sobre todo− de nuestra protección y respeto.
