El Museo UCR y las personas adultas mayores crean un vínculo en espacios de cultura e historia

Tatiana Salazar Valeciano
Bachiller en periodismo, Universidad de Costa Rica
Asistente del Museo de la Universidad de Costa Rica

La dinámica entre el Museo UCR y las personas adultas mayores se caracteriza por un diálogo constante.

Las personas adultas mayores han sido parte activa del trabajo del Museo UCR

Desde el 2010, el Museo de la Universidad de Costa Rica (Museo UCR) abrió un espacio de voluntariado para la participación de personas adultas mayores en las actividades que realiza. A lo largo de estos años, diferentes colaboradores y colaboradoras han aportado en la oferta educativa del Museo.

El adulto mayor se ha beneficiado, pero también ha sido parte activa del trabajo del Museo, ya que muchas de nuestras acciones han sido posibles gracias al apoyo de este grupo de población, explicó Adriana Araya Góchez, encargada de la Sección de educación del Museo UCR.

La oferta educativa varía durante el año y se realiza en espacios dentro de la Universidad de Costa Rica (UCR) o en alianza con centros enfocados en la atención a las personas adultas mayores. Además, se han realizado giras educativas a fincas agroexperimentales y talleres, como el de leyendas tradicionales, colección de Hugo Díaz y radio; entre otras.

El vínculo entre el Museo UCR y los adultos mayores se ha consolidado por medio del Programa Institucional para la Persona Adulta y Adulta Mayor de la UCR, los centros diurnos y los centros de cuidado de personas adultas mayores. También, este grupo etario participa en las actividades al acercarse con sus familias a los eventos.

Actualmente, Alicia Solano y Jacobo Gómez son los dos adultos mayores que colaboran con el Museo. Ellos han sido clave para acercar a más personas adultas mayores a participar en los espacios culturales. Según Araya, ambos también se han convertido en los comunicadores de sus actividades.

Ellos nos ayudan fundamentalmente a preparar materiales didácticos para las actividades educativas, a recibir y atender a los grupos en los talleres, en los recorridos con las visitas guiadas. Ayudan en los montajes de las exposiciones y en todas estas actividades de la logística de organización, añadió Araya.

En la dinámica del Museo UCR para cada evento, se propone convocar a diferentes grupos etarios, educativos y geográficos. Se parte de un un eje temático establecido, pero la propuesta de actividades se adapta a las necesidades de cada grupo. En el caso de la población adulta mayor, se proponen espacios abiertos al diálogo y a compartir experiencias que complementan la historia de los temas que se abordan.

No es un grupo de población que solamente escucha, siempre tienen mucho que contar y mucho que aportar. Al final, trabajar con personas adultas mayores se constituye en una creación de un diálogo que enriquece esa historia o ese guión que el Museo prepara, comentó Araya.

En la creación de estos espacios, el Museo UCR programa actividades con el objetivo de alcanzar la mayor cantidad de públicos distintos. Dentro de su planificación educativa, siempre hay visitas o actividad dirigidas específicamente a la población adulta mayor. Para este grupo que colabora con el Museo UCR, Araya menciona que esto se ha consolidado como experiencia de formación.

En las memorias de las exposiciones, a mí me gusta que ellos me escriban una experiencia y siempre mencionan que a la vez que colaboran con el Museo, se constituye para ellos en un espacio de formación educativa, de aprendizaje, de seguir conociendo sobre nuevos temas; porque para cada una de estas exposiciones o programas educativos que ellos nos apoyan, pues claro que tienen que pasar por un proceso de capacitación, de conocer lo que vamos a hacer y conocer el guión de la propuesta, indicó Araya.

El Museo UCR se encuentra preparado para recibir diferentes públicos en sus actividades, con el objetivo de compartir el conocimiento generado por las colecciones de la UCR. En esta dinámica, la persona adulta mayor ha sido parte activa del trabajo del Museo y ha aportado en el intercambio de detalles que enriquecen la historia patrimonial.

Nos ha sucedido que en alguna exposición alguien ha llegado y ha dicho: “A él lo conozco, mi tía o mi primo estuvo aquí, él tiene algo relacionado con esta exposición, con esta colección, etc. Siempre hay gente que tiene mucho que aportar, recordó Araya.

Al final, lo que se genera es un espacio de comunicación que tiene el fin de enseñar y de aprender algo. El proceso de enseñanza y aprendizaje en particular con las personas adultas mayores se vuelve en un constante traslado de los roles, o sea, el guía aprende y enseña”, concluyó.

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